Texto que trabajamos hoy.
Quienes se encuentran al "límite" en su situación académica los espero el jueves para hablar de este tema...A ESTUDIAR! :)
Tradicionalmente, los historiadores llaman “Edad Media” al período de la historia europea comprendido entre la caída del Imperio Romano de Occidente (476 dC) y la llegada de los europeos a América en 1492.
En este período, la unidad política y cultural que los romanos habían establecido en el Mediterráneo desaparece y el Occidente europeo se fragmenta en numerosos y pequeños reinos inestables, algunos de los cuales con el correr del tiempo darán origen a los países europeos actuales.
Podemos decir entonces que se produjo una importante ruptura con la forma de organización socio-política y cultural que había imperado en Europa a lo largo de los cinco siglos de dominación romana.
¿Cómo ocurrió este cambio fundamental?
Entre los siglos III y IV dC el Imperio se sumergió en una profunda crisis interna, política, económica, social y religiosa. Administrativamente, fue dividido en dos: el Imperio Romano de Occidente, con capital en Roma y el Imperio Romano de Oriente, con capital en Constantinopla (Bizancio). En los siglos venideros, cada uno de ellos corrió suertes diferentes. A la crisis interna se unió la acción de los pueblos germánicos -llamados “bárbaros” por los romanos-, que a partir del siglo V invadieron violentamente el Imperio provocando su disolución definitiva. Roma fue saqueada y las autoridades imperiales destituidas. Los distintos pueblos germanos se adueñaron del Imperio de Occidente, determinando la formación de numerosas unidades políticas independientes y poniendo fin a la supremacía romana en el Mediterráneo.
Después de las invasiones, la vida en el occidente europeo cambió notablemente, y así, poco a poco, surgió una nueva organización económica - social: el feudalismo, cuyas características generales vamos a estudiar en la primera parte de este módulo de Ciencias Sociales. Mientras que los germanos tomaban el control del Imperio de Occidente, del otro lado del Mediterráneo, el Imperio Romano de Oriente o Imperio Bizantino había resistido con éxito las incursiones de los bárbaros y los había rechazado. Bizancio conservará su unidad política hasta el siglo XV.
Paralelamente, pero también en parte como consecuencia de la caída del Imperio romano, se desarrollaron otras culturas alrededor del Mar Mediterráneo.
A partir del siglo VII, los árabes expandieron su imperio y su religión, el Islam, transformándose en la civilización más dinámica de la época.
El dominio del Mediterráneo se repartió entonces entre tres culturas diferentes: los romano-germánicos en el occidente europeo, los musulmanes o islámicos en el norte de África y España, y los bizantinos en el Oriente. Mientras tanto, en América surgieron y se consolidaron las sociedades mayas, aztecas e incas. Vamos a visualizar ahora, por medio del siguiente mapa, el espacio donde se desarrollaron las principales culturas en este período. Relea el punto anterior para poder ubicar cada una de ellas.
*El Islam, cuyo significado es “sumisión a la voluntad de Dios”, surgió en Arabia a comienzos del siglo VII, cuando un mercader de La Meca llamado Europa Occidental: entre los siglos VI y VII, las conquistas germanas se estabilizaron y en los antiguos dominios imperiales surgieron los reinos romanos germánicos, con monarquías hereditarias. El sistema socio-económico y político que se desarrolló en ellos fue el Feudalismo.
Imperio Bizantino: Fue una civilización síntesis, que conservó las instituciones y la cultura greco-romana.
Imperio Islámico: En el siglo VIII, los árabes, procedentes de la Península Arábiga, ocuparon España luego de conquistar el Cercano Oriente y el Norte de África. La expansión arábiga significó también la de su religión: el Islam*, cuya doctrina se difundió rápidamente en las regiones conquistadas. Mayas y Aztecas: culturas urbanas y avanzadas Incas: dueños de un poderoso Imperio, altamente urbanizado. Mahoma, comenzó a predicar una nueva religión monoteísta, que consideraba a Alá como único dios y a Mahoma como su profeta. La nueva doctrina se difundió con rapidez por toda Arabia y luego, con la expansión territorial árabe, también se extendió por Siria, Egipto y Mesopotamia. La sociedad islámica se organizó en un estado llamado Califato. El fervor despertado por la nueva religión islámica o musulmana llevó a los árabes a considerar que su expansión era una “guerra santa” (Jihad) contra los “infieles” que no creían en Alá. El libro sagrado de los musulmanes es el Corán, donde se encuentran contenidas las enseñanzas de Mahoma y se establecen los deberes de los fieles islámicos.
Europa sufrió un cambio profundo después de las invasiones y comenzó a conformarse una nueva organización socio económico, denominado “Feudalismo”, que se asentó en relaciones distintas a las que organizaban a los pueblos de la Antigüedad. Entre los siglos IV y XI, Europa Occidental experimentó una ruralización en todos los ámbitos de la vida social. Las ciudades decayeron y perdieron importancia. Las invasiones provocaron una inseguridad constante, ante su avance los habitantes de las ciudades huían en masa, buscando refugio en el campo. Los caminos eran inseguros, estaban llenos de ladrones y salteadores. Las ciudades se convirtieron en pequeñas aldeas sin importancia. La vida cotidiana se desarrolló en el campo. Los centros de decisión se trasladaron a las zonas rurales. Los germanos adoptaron muchas cosas de la organización y formas de vida romanas. Así se asistió a un período de transición hacia la sociedad feudal donde se integraban los elementos romanos y germanos. Los reinos romanos – germánicos, tomaron algunas de las instituciones políticas romanas y constituyeron monarquías hereditarias en el antiguo territorio del Imperio Romano de Occidente. En ellos desapareció la noción de “ciudadano” y en su lugar se difundieron relaciones de dependencia personal, por ejemplo entre el rey y sus guerreros. Estos reinos fueron muy inestables y mantuvieron constantes conflictos territoriales entre ellos.
En el siglo IX, Europa se vio sacudida por nuevas invasiones: vikingos, húngaros, eslavos y musulmanes, atacaron el territorio desde todas partes. Las nuevas invasiones no buscaban conquistar e instalarse, sino sobre todo, eran expediciones de saqueo y pillaje. En cada región el clima de inseguridad y temor llevó a que los nobles o señores locales organizaran la defensa de la población y las tierras. La autoridad y autonomía de estos señores, que gobernaban en nombre del rey, fue creciendo cada vez más. El rey los necesitaba para mantener los territorios y les fue cediendo poder. Esta situación sentó las bases de la organización feudal. La organización social feudal se basaba en el predominio social, político y económico de una nobleza guerrera poseedora de tierras. Los territorios que dominaban (sus Señoríos) eran la fuente de sus recursos y poder, a partir de la explotación de los campesinos. Tenían autonomía para gobernarlos y así la vida socio política se desarrollaba dentro de los límites de sus Señoríos. En esta sociedad la guerra era algo permanente, ya que era el medio de defender y conseguir tierras y, por lo tanto, poder. En consecuencia, las relaciones de los señores nobles entre sí se basaban en un sistema de relaciones personales de lealtad, llamado “vasallaje”, que tenía como principal objetivo establecer alianzas militares.
Analicemos un poco más de cerca las distintas dimensiones sociales de esta organización. La economía: Las actividades económicas eran fundamentalmente agrícolas y ganaderas. El comercio de larga distancia era casi nulo, principalmente se realizaban intercambios entre comunidades cercanas. La circulación monetaria experimentó un retroceso y se volvió al sistema del trueque. Las tareas agrícolas eran de bajo rendimiento y se realizaban con arados rudimentarios de madera, ya que el hierro era utilizado para fabricar armaduras y equipos de guerra de la nobleza. Junto a los campesinos vivían también gran cantidad de artesanos que fabricaban útiles diversos. En este sentido los Señoríos eran autosuficientes, es decir producían por sí mismos todo lo que necesitaban para satisfacer sus necesidades
La sociedad: El grupo privilegiado estaba integrado por la nobleza y el alto clero (principales posiciones de la Iglesia). Constituían la minoría de la población y su riqueza provenía de la posesión de tierras y de los tributos que les pagaban los campesinos. Los vínculos que los nobles establecían entre sí se denominaban “relaciones feudo-vasalláticas”. Por medio de una ceremonia ritual o “contrato feudal”, el rey concedía un beneficio o feudo (en general una extensión de tierras) a un miembro de la nobleza que se convertía en su “vasallo” o protegido. A cambio de esta protección el vasallo juraba al soberano fidelidad, obediencia y servicio militar. Los nobles más poderosos hacían lo mismo con otros nobles de menor jerarquía, quienes se transformaban, a su vez, en sus vasallos. Los “Señores Feudales”: Eran nobles: duques, marqueses, condes, barones o caballeros (según su jerarquía social). Su autoridad era casi absoluta en la jurisdicción de su territorio o feudo. Cobraban impuestos. Ejercían la justicia. Tenían un ejército propio. Continuamente se enfrentaban entre sí en sangrientas guerras. Residían en castillos. Sus principales ocupaciones eran la caza, la guerra y los juegos, como los torneos o competencias de caballeros. El grupo no privilegiado estaba formado principalmente por los campesinos, que se encontraban sometidos a la voluntad del Señor. El grupo más numeroso lo constituían los “siervos de la gleba” (de la tierra), que estaban sujetos a la tierra del Señor y tenían prohibición de abandonarla. A diferencia del esclavo, los siervos sólo podían venderse junto a la tierra que trabajaban. También existían los artesanos y campesinos libres que debían pagar impuestos en especie al Señor Feudal.
Los “siervos”: Pagaban al Señor Feudal
• Impuestos en especies
• Derechos por usar molinos, hornos y pastos comunales. Pagaban el diezmo a la Iglesia Cristiana (entrega de la décima parte de sus cosechas o producciones) Prestaban servicios
• Trabajo gratuito en los campos de cultivo del Señor
• Tareas diversas como acarrear mercaderías, cortar leña, etc.
En general, el siervo pertenecía a un grupo inferior y despreciado, su vida era precaria, se encontraba subalimentado y carecía de cualquier tipo de derecho social. El poder político: El poder central se diluyó; las leyes comunes, la burocracia administrativa y las funciones del estado tal como se habían desarrollado en la antigüedad, desaparecieron. Prácticamente no existían leyes escritas, las relaciones se regían por las “costumbres” transmitidas oralmente. Esto permitía el abuso de fuerza que los señores cometían con los campesinos y la arbitrariedad en la aplicación de la justicia. Los reyes poseían un poder muy débil. El monarca era considerado el “primero entre iguales”, no detentaba la autoridad absoluta, era uno más entre los Señores dueños del poder y las riquezas. El verdadero poder residía en la posesión de la tierra.
La Iglesia Cristiana
La Iglesia cristiana fue una de las instituciones más importantes de la Edad Media. El alto clero, es decir los puestos de mayor jerarquía de la organización, estaban formados por los Obispos y Abades, todos procedentes de la clase noble de la población. Ellos dirigían esta poderosa organización que era la Iglesia que acrecentó su riqueza mediante donaciones de reyes, nobles y campesinos, a cambio de la salvación de sus almas.
Monasterios y abadías funcionaban como señoríos feudales. Cobraban el diezmo. Los monasterios eran centros de conservación del saber y la cultura. Poseían el control de la educación. Realizaron una intensa labor evangelizadora durante toda la Edad Media. Inculcaban creencias y valores como la resignación (al trabajo) y la obediencia (a los Señores).
...Continuará...
Quienes se encuentran al "límite" en su situación académica los espero el jueves para hablar de este tema...A ESTUDIAR! :)
Tradicionalmente, los historiadores llaman “Edad Media” al período de la historia europea comprendido entre la caída del Imperio Romano de Occidente (476 dC) y la llegada de los europeos a América en 1492.
En este período, la unidad política y cultural que los romanos habían establecido en el Mediterráneo desaparece y el Occidente europeo se fragmenta en numerosos y pequeños reinos inestables, algunos de los cuales con el correr del tiempo darán origen a los países europeos actuales.
Podemos decir entonces que se produjo una importante ruptura con la forma de organización socio-política y cultural que había imperado en Europa a lo largo de los cinco siglos de dominación romana.
¿Cómo ocurrió este cambio fundamental?
Entre los siglos III y IV dC el Imperio se sumergió en una profunda crisis interna, política, económica, social y religiosa. Administrativamente, fue dividido en dos: el Imperio Romano de Occidente, con capital en Roma y el Imperio Romano de Oriente, con capital en Constantinopla (Bizancio). En los siglos venideros, cada uno de ellos corrió suertes diferentes. A la crisis interna se unió la acción de los pueblos germánicos -llamados “bárbaros” por los romanos-, que a partir del siglo V invadieron violentamente el Imperio provocando su disolución definitiva. Roma fue saqueada y las autoridades imperiales destituidas. Los distintos pueblos germanos se adueñaron del Imperio de Occidente, determinando la formación de numerosas unidades políticas independientes y poniendo fin a la supremacía romana en el Mediterráneo.
Después de las invasiones, la vida en el occidente europeo cambió notablemente, y así, poco a poco, surgió una nueva organización económica - social: el feudalismo, cuyas características generales vamos a estudiar en la primera parte de este módulo de Ciencias Sociales. Mientras que los germanos tomaban el control del Imperio de Occidente, del otro lado del Mediterráneo, el Imperio Romano de Oriente o Imperio Bizantino había resistido con éxito las incursiones de los bárbaros y los había rechazado. Bizancio conservará su unidad política hasta el siglo XV.
Paralelamente, pero también en parte como consecuencia de la caída del Imperio romano, se desarrollaron otras culturas alrededor del Mar Mediterráneo.
A partir del siglo VII, los árabes expandieron su imperio y su religión, el Islam, transformándose en la civilización más dinámica de la época.
El dominio del Mediterráneo se repartió entonces entre tres culturas diferentes: los romano-germánicos en el occidente europeo, los musulmanes o islámicos en el norte de África y España, y los bizantinos en el Oriente. Mientras tanto, en América surgieron y se consolidaron las sociedades mayas, aztecas e incas. Vamos a visualizar ahora, por medio del siguiente mapa, el espacio donde se desarrollaron las principales culturas en este período. Relea el punto anterior para poder ubicar cada una de ellas.
*El Islam, cuyo significado es “sumisión a la voluntad de Dios”, surgió en Arabia a comienzos del siglo VII, cuando un mercader de La Meca llamado Europa Occidental: entre los siglos VI y VII, las conquistas germanas se estabilizaron y en los antiguos dominios imperiales surgieron los reinos romanos germánicos, con monarquías hereditarias. El sistema socio-económico y político que se desarrolló en ellos fue el Feudalismo.
Imperio Bizantino: Fue una civilización síntesis, que conservó las instituciones y la cultura greco-romana.
Imperio Islámico: En el siglo VIII, los árabes, procedentes de la Península Arábiga, ocuparon España luego de conquistar el Cercano Oriente y el Norte de África. La expansión arábiga significó también la de su religión: el Islam*, cuya doctrina se difundió rápidamente en las regiones conquistadas. Mayas y Aztecas: culturas urbanas y avanzadas Incas: dueños de un poderoso Imperio, altamente urbanizado. Mahoma, comenzó a predicar una nueva religión monoteísta, que consideraba a Alá como único dios y a Mahoma como su profeta. La nueva doctrina se difundió con rapidez por toda Arabia y luego, con la expansión territorial árabe, también se extendió por Siria, Egipto y Mesopotamia. La sociedad islámica se organizó en un estado llamado Califato. El fervor despertado por la nueva religión islámica o musulmana llevó a los árabes a considerar que su expansión era una “guerra santa” (Jihad) contra los “infieles” que no creían en Alá. El libro sagrado de los musulmanes es el Corán, donde se encuentran contenidas las enseñanzas de Mahoma y se establecen los deberes de los fieles islámicos.
Europa sufrió un cambio profundo después de las invasiones y comenzó a conformarse una nueva organización socio económico, denominado “Feudalismo”, que se asentó en relaciones distintas a las que organizaban a los pueblos de la Antigüedad. Entre los siglos IV y XI, Europa Occidental experimentó una ruralización en todos los ámbitos de la vida social. Las ciudades decayeron y perdieron importancia. Las invasiones provocaron una inseguridad constante, ante su avance los habitantes de las ciudades huían en masa, buscando refugio en el campo. Los caminos eran inseguros, estaban llenos de ladrones y salteadores. Las ciudades se convirtieron en pequeñas aldeas sin importancia. La vida cotidiana se desarrolló en el campo. Los centros de decisión se trasladaron a las zonas rurales. Los germanos adoptaron muchas cosas de la organización y formas de vida romanas. Así se asistió a un período de transición hacia la sociedad feudal donde se integraban los elementos romanos y germanos. Los reinos romanos – germánicos, tomaron algunas de las instituciones políticas romanas y constituyeron monarquías hereditarias en el antiguo territorio del Imperio Romano de Occidente. En ellos desapareció la noción de “ciudadano” y en su lugar se difundieron relaciones de dependencia personal, por ejemplo entre el rey y sus guerreros. Estos reinos fueron muy inestables y mantuvieron constantes conflictos territoriales entre ellos.
En el siglo IX, Europa se vio sacudida por nuevas invasiones: vikingos, húngaros, eslavos y musulmanes, atacaron el territorio desde todas partes. Las nuevas invasiones no buscaban conquistar e instalarse, sino sobre todo, eran expediciones de saqueo y pillaje. En cada región el clima de inseguridad y temor llevó a que los nobles o señores locales organizaran la defensa de la población y las tierras. La autoridad y autonomía de estos señores, que gobernaban en nombre del rey, fue creciendo cada vez más. El rey los necesitaba para mantener los territorios y les fue cediendo poder. Esta situación sentó las bases de la organización feudal. La organización social feudal se basaba en el predominio social, político y económico de una nobleza guerrera poseedora de tierras. Los territorios que dominaban (sus Señoríos) eran la fuente de sus recursos y poder, a partir de la explotación de los campesinos. Tenían autonomía para gobernarlos y así la vida socio política se desarrollaba dentro de los límites de sus Señoríos. En esta sociedad la guerra era algo permanente, ya que era el medio de defender y conseguir tierras y, por lo tanto, poder. En consecuencia, las relaciones de los señores nobles entre sí se basaban en un sistema de relaciones personales de lealtad, llamado “vasallaje”, que tenía como principal objetivo establecer alianzas militares.
Analicemos un poco más de cerca las distintas dimensiones sociales de esta organización. La economía: Las actividades económicas eran fundamentalmente agrícolas y ganaderas. El comercio de larga distancia era casi nulo, principalmente se realizaban intercambios entre comunidades cercanas. La circulación monetaria experimentó un retroceso y se volvió al sistema del trueque. Las tareas agrícolas eran de bajo rendimiento y se realizaban con arados rudimentarios de madera, ya que el hierro era utilizado para fabricar armaduras y equipos de guerra de la nobleza. Junto a los campesinos vivían también gran cantidad de artesanos que fabricaban útiles diversos. En este sentido los Señoríos eran autosuficientes, es decir producían por sí mismos todo lo que necesitaban para satisfacer sus necesidades
La sociedad: El grupo privilegiado estaba integrado por la nobleza y el alto clero (principales posiciones de la Iglesia). Constituían la minoría de la población y su riqueza provenía de la posesión de tierras y de los tributos que les pagaban los campesinos. Los vínculos que los nobles establecían entre sí se denominaban “relaciones feudo-vasalláticas”. Por medio de una ceremonia ritual o “contrato feudal”, el rey concedía un beneficio o feudo (en general una extensión de tierras) a un miembro de la nobleza que se convertía en su “vasallo” o protegido. A cambio de esta protección el vasallo juraba al soberano fidelidad, obediencia y servicio militar. Los nobles más poderosos hacían lo mismo con otros nobles de menor jerarquía, quienes se transformaban, a su vez, en sus vasallos. Los “Señores Feudales”: Eran nobles: duques, marqueses, condes, barones o caballeros (según su jerarquía social). Su autoridad era casi absoluta en la jurisdicción de su territorio o feudo. Cobraban impuestos. Ejercían la justicia. Tenían un ejército propio. Continuamente se enfrentaban entre sí en sangrientas guerras. Residían en castillos. Sus principales ocupaciones eran la caza, la guerra y los juegos, como los torneos o competencias de caballeros. El grupo no privilegiado estaba formado principalmente por los campesinos, que se encontraban sometidos a la voluntad del Señor. El grupo más numeroso lo constituían los “siervos de la gleba” (de la tierra), que estaban sujetos a la tierra del Señor y tenían prohibición de abandonarla. A diferencia del esclavo, los siervos sólo podían venderse junto a la tierra que trabajaban. También existían los artesanos y campesinos libres que debían pagar impuestos en especie al Señor Feudal.
Los “siervos”: Pagaban al Señor Feudal
• Impuestos en especies
• Derechos por usar molinos, hornos y pastos comunales. Pagaban el diezmo a la Iglesia Cristiana (entrega de la décima parte de sus cosechas o producciones) Prestaban servicios
• Trabajo gratuito en los campos de cultivo del Señor
• Tareas diversas como acarrear mercaderías, cortar leña, etc.
En general, el siervo pertenecía a un grupo inferior y despreciado, su vida era precaria, se encontraba subalimentado y carecía de cualquier tipo de derecho social. El poder político: El poder central se diluyó; las leyes comunes, la burocracia administrativa y las funciones del estado tal como se habían desarrollado en la antigüedad, desaparecieron. Prácticamente no existían leyes escritas, las relaciones se regían por las “costumbres” transmitidas oralmente. Esto permitía el abuso de fuerza que los señores cometían con los campesinos y la arbitrariedad en la aplicación de la justicia. Los reyes poseían un poder muy débil. El monarca era considerado el “primero entre iguales”, no detentaba la autoridad absoluta, era uno más entre los Señores dueños del poder y las riquezas. El verdadero poder residía en la posesión de la tierra.
La Iglesia Cristiana
La Iglesia cristiana fue una de las instituciones más importantes de la Edad Media. El alto clero, es decir los puestos de mayor jerarquía de la organización, estaban formados por los Obispos y Abades, todos procedentes de la clase noble de la población. Ellos dirigían esta poderosa organización que era la Iglesia que acrecentó su riqueza mediante donaciones de reyes, nobles y campesinos, a cambio de la salvación de sus almas.
Monasterios y abadías funcionaban como señoríos feudales. Cobraban el diezmo. Los monasterios eran centros de conservación del saber y la cultura. Poseían el control de la educación. Realizaron una intensa labor evangelizadora durante toda la Edad Media. Inculcaban creencias y valores como la resignación (al trabajo) y la obediencia (a los Señores).
...Continuará...
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